CÓMO TELETRABAJAR Y NO MORIR EN EL INTENTO
29 de julio de 2021
Carlos Barajas
Teletrabajo

Estaba el otro día en la ducha cuando no sé porqué, me puse a pensar en el cine y en el teletrabajo. Llevamos más de un año con la palabra ‘teletrabajo’ metida en nuestro cerebelo, y como dicen los cursis, ha venido para quedarse. Por mi experiencia ya de unos años, estos son los aspectos más destacados: 

Comodidad

¡Claro que es algo comodísimo! Eso de no tener que ir a la oficina y tener que aguantar todos los días a tu jefe in situ, como hacían los tres tipos de ‘Cómo matar a tu jefe’ (2011) que ideaban un plan para cargarse al pobre Kevin Spacey, que a saber dónde estará ahora… Y lo de no tener que coger el coche y tragarte esos atascos infernales de ida y vuelta, que a veces se te llevaban los demonios como a Michael Douglas en ‘Un día de furia’ (1993) que entre lo asqueado que estaba de la vida y el calor que hacía se cogió el bate de baseball y se puso a repartir estopa al primero que le tocaba un poco las narices. Y es que… a ver,  ¡A cualquiera le puede pasar! Porque al final un mal día lo tiene cualquiera , ya sea en la oficina o en casa con el pijama. 

Ahorro

Para todas las partes, tanto para el trabajador como para el empresario. El primero ahorra sobre todo tiempo, porque te puedes levantar más tarde. También ahorras agua porque ya tiendes a ducharte menos, ya casi no te peinas y te pones cualquier cosa para ir a comprar el pan a media mañana. Vamos que más de uno si se mira al espejo se ve como el ‘Nota’ – ‘El gran Lebowski’ (1998), haciendo la compra en bata y en pantuflas, aunque las aventuras que le ocurren a este pobre al que confunden por millonario dudo que le haya pasado a ninguno de nosotros. Y luego ahorro para el empresario, porque en muchos casos se han dejado de alquilar edificios con todo lo que ello conlleva pero claro, el propietario que se dedica a alquilarlos ahora lo tiene crudo. ¿Os imagináis donde hubiera hecho la fiesta de Navidad el señor Nakatomi con todos sus empleados si no hubiera tenido ese pedazo de rascacielos acristalado? – ‘La jungla de cristal’ (1988) ¿En alguna sala pija de Los Ángeles?… ¿A que no? Y además el gran Alan Rickman (Hans) no hubiera podido ir con sus secuaces germanos a robarle todos los dólares al magnate japonés. Eso sí, Nakatomi seguiría vivo y Jonh Mclane no se hubiera hecho cortes en los pies. 

Autogestión

Si teletrabajas tienes que aprender a gestionar tus tiempos, porque generalmente dispones de más libertad al no tener a tu responsable vigilando cuando sales y entras para ir al excusado, a fumar o simplemente a comer el menú del día al bar Yago. Y esto no es coser y cantar, porque si no eres una persona muy organizada gestionar los tiempos en casa te puede costar, porque no tienes a nadie que te recuerde que es la hora de comer o que son las 6 y es hora de ir cerrando. Que te paguen una miseria por 8h puede pasar, pero que encima eches horas gratis sin ningún beneficio….Y aquí me refiero al trabajador por cuenta ajena, porque el autónomo de lo primero que aprende es a autogestionar y teletrabajar donde le pille, como le pasa por ejemplo al experto informático que tiene que apañárselas en el hueco del ascensor de una embajada en Praga para que su jefe (el puto Tom Cruise) pueda evitar el robo de una lista importantísima  con nombres súper secretos – ‘Misión Imposible’ (1996) , porque aparte de incumplir todas las normas mínimas laborales, luz escasa, ergonomía 0, etc.etc, encima va el desgraciao y muere aplastado por el ascensor. Perra vida. 

Sociabilidad.

Una de las cosas malas del teletrabajo es que pierdes contacto con los compañeros e incluso si nunca pisas la oficina, te vuelves un antisocial y hasta con el tiempo, un anacoreta.  Y es que tener contacto con los colleges es muy importante,  si no pensar como el simpático y sobreexplotado C.C. Baxter (Jack Lemon) hubiera podido ascender en la aseguradora para la que trabajaba hasta tener su propio despacho sin poder prestar su apartamento a toda la chusma que tenía por encima para que pudieran retozar con sus queridas – ‘El apartamento’ (1960), y además no se hubiera enamorado perdidamente de aquella maravillosa ascensorista que era Shirley MacLaine. Hubiera sido un desastre. 

 
 Estos son lo principales puntos, que bajo a mi entender, son a los que te enfrentas cuando el teletrabajo llega a tu casa para quedarse al menos una temporada. Y al igual que ocurre con la saga de James Bond, tiene sus cosas buenas y sus cosas malas: porque si quieres tener más tiempo para cocinar, poner la lavadora o sacar al perro cuando este os lo pida, bien por ti. Pero si lo que quieres es ligarte a la rubia del departamento de contabilidad o al moreno de IT que acaban de contratar, lo llevas clarinete. Porque sí, puedes chatear con ella/el e incluso hacer video llamadas pero no es lo mismo que el contacto físico, o si no que se lo pregunten a Bruce Lee. 

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